La Memoria del Suelo. 

Existe un momento de «Verdad Absoluta» compartido entre el Arte y la Arquitectura, una epifanía en la que el hombre intenta controlar poéticamente la inmensidad inaprehendible y establecerse en un «lugar» siguiendo ritos ancestrales. De manera más o menos intuitiva, el hombre define su territorio y define límites permeables que lo sitúan en relación a los «demás». Este primer gesto «arquitectónico» claro y preciso, este trazado de fronteras grabado en el suelo, este «momento fundacional» de extrema radicalidad, ha constituido la base de mi búsqueda profesional.

Mi experiencia como Arquitecto franco-chileno, nacido en 1978 en medio del desierto de Atacama, mi pasión por la Arqueología y la elección inexorable del grabado como medio de expresión, han estado permanentemente condicionadas por esta voluntad personal de re-construir una historia sepultada bajo la acumulación de estratos, por la necesidad de desempolvar los vestigios oxidados, de darle voz a las ruinas y a los territorios ya agotados para obtener la esencia de los lugares y así comprender su evolución urbana y social a través del «residuo construido». El Grabado como la Arquitectura son disciplinas que pertenecen al TIEMPO.

Mi propuesta se basa en la evocación de una «memoria del suelo» velada, desde una aproximación espacial, entre vista aérea y excavación arqueológica. Mis trabajos representan profundas reflexiones sobre el «espacio», son verdaderas «construcciones» estratificadas donde la tensión entre los cuerpos opacos se establece por la «profundidad del Aire y el peso de la Luz» contenidos en cada vacío. El manejo de este equilibrio inestable entre masa e intersticio, revela este momento de Verdad en el que los elementos comienzan a (co)Existir dentro de un espacio mayor en constante mutación.


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