Benjamin MOULY
Fotografía
Benjamin Mouly es licenciado por la École nationale supérieure de la photographie d’Arles (ENSP, 2013) y por la Haute École d’art et de design de Ginebra (HEAD, 2015).
Su obra se ha expuesto en Francia (De Concert, galería Les Filles du Calvaire, 2015) y en el extranjero (Periscope: Beyond Photography, MC2 Gallery, Milán, 2017 / Hojas de Perro, Alliance française de Bogotá, 2015) en muestras personales y colectivas. Desde hace cuatro años colabora con la galería Les Filles du Calvaire y es miembro del atelier artístico colectivo Vivarium, en la ciudad de Rennes.
Su trabajo gira en torno a la imagen, a la que pone a prueba para reflexionar sobre su versatilidad. En sus obras más recientes, Benjamin Mouly se interesa principalmente por elementos vivos e imprevisibles, como los pájaros, el azúcar o la mantequilla.
Ya sea en la fotografía, la instalación o la performance, las situaciones que crea analizan la idea de encuentro e intercambio. La relación, a menudo sorprendente, que establece entre los temas de sus obras subraya la ambigüedad de las relaciones que se forman entre ellas, su lejanía, su proximidad, su porosidad.
Las imágenes salen de su marco para, de forma sutil, desconcertante y a veces incongruente, cuestionar la distancia que se crea entre ellas y su referente tangible. Al enfrentar estas realidades entre sí, muestra un constante juego de colaboraciones e influencias que nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre nuestra propia relación con el mundo.
Proyecto en residencia
El proyecto de Benjamin Mouly en la Casa de Velázquez convoca a un mismo tiempo la fotografía, el documental, el cine de serie B y la performance.
Asimismo, su trabajo se desarrolla alrededor de la realización de un conjunto de secuencias filmadas, en consonancia con la relación que establece el artista con las imágenes. La película se contempla como una forma de aglomeración y difusión de diferentes búsquedas plásticas.
Rodadas entre Madrid y Almería, en las zonas desérticas que fueron escenario de numerosos spaghetti westerns, las secuencias escenifican el encuentro improbable entre tres ingredientes: pájaros, azúcar y cuerpos. Buscando el absurdo, este conjunto de escenas se cristaliza en un montaje de materia-imagen que toma como punto de partida lo que provoca visualmente el relacionar elementos diferentes entre sí.
Al dejar un gran espacio a la improvisación, las secuencias buscan sobre todo mostrar la respuesta de cada figurante a la presencia del otro. Las conexiones que se crean entre estos —también entre su carga simbólica— se vislumbran en una narración no lineal, hecha de fragmentos, en un objeto fílmico que da rienda suelta a la asociación de imágenes de diferente proveniencia y naturaleza.
benjaminmouly.fr