En la Casa de Velázquez, Guillaume Lillo inicia su transición del cortometraje al largometraje. Une longue distance (título provisional) se construye como una película híbrida, compuesta por imágenes preexistentes (películas de viajes, películas caseras, imágenes de archivo) y planos rodados exprofeso, combinando la práctica del found footage con tomas tradicionales, para aventurarse por senderos variados.

Une longue distance narra la historia de una lucha por la supervivencia con tintes sobrenaturales, en la que los demonios interiores se convierten en compañeros de viaje del protagonista, durante un crucero por la costa española.

Alex, de 35 años, vive como un ermitaño en un destartalado estudio en las afueras de París. Lleva consigo una pistola, que le recuerda que podría acabar con su vida como lo hicieron tantos otros miembros de su familia, diezmada por la depresión. Ante este panorama, triste e inmóvil, el fallecimiento de su abuela le lleva a Perpiñán, donde recibe como herencia un crucero todo incluido en un transatlántico, en el que aquella se disponía a embarcar para hacer un último viaje a España, su país natal. Poco antes de morir le había elegido para que esparciera sus cenizas en el Mediterráneo. Este viaje, acompañado de la urna funeraria que contiene las cenizas y el espíritu de su abuela, se convierte en el escenario de una investigación para conocer las razones de su presencia a bordo, el pasado, los orígenes y para intentar romper con la maldición familiar.

Entrelazando personajes y épocas, lo real y el más allá, la película evocará la cuestión del duelo y la herencia en el contexto de un mundo proclive al desencanto. A partir de su historia personal, Guillaume Lillo abre el enfoque a un cuestionamiento social más amplio sobre el desempleo, las derivas de la sociedad de consumo y de los excesos de un sistema intratable. Un proyecto cinematográfico que, mediante un juego de fragmentos y collages, intentará reconstruir una historia común mediante la puesta en escena de un pasado novelesco y militante para, finalmente, llevarnos a cuestionarnos nuestro presente desde un ángulo sensible y político a la vez.